Aprobó el Senado el cambio de denominación a Universidad Nacional de las Artes

El miércoles 28 de mayo la Cámara de Senadores de la Nación aprobó en forma unánime el proyecto de cambio de denominación del IUNA a Universidad Nacional de las Artes. Ahora sólo resta el tratamiento del proyecto en la Cámara de Diputados.
Este cambio de denominación no implica ninguna transformación en la estructura de gobierno, ni en el estatuto de las carreras, ni en la autonomía de gobierno, ni en el presupuesto. Es, nada más y nada menos, que un cambio de nombre que legitima el lugar central que ha ocupado el IUNA en la producción de conocimiento, la investigación, la creación artística y la formación de profesionales, artistas, investigadores y docentes en el más alto nivel del sistema educativo. Un cambio de nombre que conlleva en el plural de “las Artes” el reconocimiento de nuestra pluralidad disciplinar. Un cambio de nombre que significa el reconocimiento a nuestro crecimiento y a nuestra madurez institucional.

Como señalan los fundamentos del proyecto de ley, con esta propuesta se legitima “jurídica y simbólicamente el lugar del Instituto Universitario Nacional del Arte como Universidad Nacional sin distinción alguna del resto de las Universidades que integran el Sistema Universitario Público Nacional.” (Ver proyecto de ley)

Sabemos que los nombres significan, y el nombre Instituto Universitario Nacional del Arte arrastra todavía concepciones epistemológicas y políticas que no se adecuan a nuestro presente. La primera denominación como “instituto” para el IUNA no reconoce la diversidad de disciplinas que componen el campo de conocimiento de las artes y hereda todavía una concepción de la enseñanza artística subsidiaria de la oposición con el campo científico.

“La creación del Instituto Universitario Nacional del Arte constituyó entonces un gesto inaugural, al erigirse en la primera institución universitaria de Latinoamérica dedicada a la formación, investigación, extensión y creación en las diferentes disciplinas artísticas pero, al mismo tiempo, evidenció el lugar marginal que tradicionalmente se la ha destinado a la enseñanza artística en el marco de la educación universitaria a nivel nacional e internacional” advierten los fundamentos del proyecto de ley.

Explican también que “en los albores de la modernidad coincidentemente con la constitución de la ciencia moderna, se separaron el arte y la ciencia. El arte se convirtió en la reserva de una experiencia directa, no mediada por la razón, inmediatamente sensible. La experiencia sensible, patrimonio del arte, fue desterrada definitivamente del campo del conocimiento científico y, por transitividad semántica, del campo del conocimiento en general. ” El nuevo nombre, por el contrario, consagra nuestra pertenencia plena al campo de la producción de conocimiento y al sistema educativo.

Como señaló la Rectora Sandra Torlucci a Miradas al Sur: “Esta nueva denominación significa una revisión de lo que significan las artes en los niveles de producción de conocimiento universitario (...) Además, tiene una dimensión política ya que las artes siempre fueron las niñas maltratadas del sistema universitario y de este modo se amplía el límite de lo que son las formas de conocimiento”. (Ver nota)

En ese sentido, el proyecto de ley se inscribe en un proceso de cambio de la concepción del rol de la enseñanza de artes en el sistema educativo y de crecimiento de nuestra universidad en ese marco. En los fundamentos del proyecto de ley se deja constancia de que el IUNA tiene “una responsabilidad fundamental en el desarrollo del arte y la cultura como factores de transformación social, a través de la producción de bienes simbólicos disponibles para todos y no para unos pocos y mediante el fortalecimiento de una visión del arte como modo de acercamiento crítico a todas las instancias de la experiencia social.”

Y, en relación al impacto del IUNA dentro del sistema universitario se destaca que: “durante el proceso de reconversión de las tradicionales escuelas de arte se produjo progresivamente una significativa transformación, tanto en el interior de las dinámicas institucionales concretas como en los estándares de evaluación y acreditación de los organismos nacionales de gestión y organización del sistema universitario. La incorporación de la producción artística en la grilla para la categorización docente, la creación de líneas de subsidios para investigación en artes, la acreditación de posgrados especializados en campos interdisciplinarios de producción artística, son algunos ejemplos del impacto efectivo que tuvo el desarrollo del Instituto Universitario Nacional del Arte en el sistema universitario. ” Dicho impacto“ confirma esta relevancia y ubica a la producción artística en el eje de la valorización de la investigación y la producción de conocimiento como variables estratégicas para la soberanía económica, política y cultural”.

En marzo de este año, el cambio de nombre recibió el aval del plenario extraordinario de rectores de universidades nacionales, realizado en la sede del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Su dictamen observa que “a 17 años de su creación y 14 de su puesta en funcionamiento, alrededor de 16.000 alumnos estudian en el IUNA y la matrícula se mantiene en ascenso, con una tasa de crecimiento promedio interanual a la actualidad del 27%; su inclusión en las tasas de crecimiento del Sistema Universitario en las disciplinas artísticas entre el año 2000 y el 2010 supone una diferencia de 20% en relación con el total, lo cual exhibe el impulso que el IUNA le imprimió al conjunto del sistema. En este sentido, el proyecto que plantea la transformación del IUNA en Universidad Nacional de las Artes resulta consecuente con las políticas de consolidación y expansión de la educación superior de la última década. Se destaca el rol del IUNA en el desarrollo del arte y la cultura como factores de transformación social, a través de la producción de bienes simbólicos disponibles para todos y no para unos pocos, así como el aporte para el desarrollo de variables estratégicas para la soberanía económica, política y cultural.”

Por otra parte, los fundamentos del proyecto de ley se refieren también a la necesidad de facilitar la claridad en la comunicación con la comunidad educativa tanto en el país como en el extranjero: “La denominación de Instituto Universitario ha generado en estos años cierta confusión respecto de su estatuto institucional, más aún luego de que la Ley de Educación Nacional otorgara la denominación de Institutos de Educación Superior al conjunto de establecimientos anteriormente reconocidos como ‘No universitarios’ en la referida ley.”

Se trata sólo de un cambio de nombre, sí, y es un cambio acotado, pero para nosotros será un gran paso. El nuevo nombre será una apuesta a nuestra madurez institucional. Un reconocimiento que nos permita disfrutar de los logros alcanzados y que nos brinde un aliento adicional en nuestro proyecto institucional para concretar las tareas pendientes.

Vamos por la tercera etapa de nuestra historia. Decenas de años como los mejores terciarios de arte del país, reorganización como institución universitaria bajo el nombre IUNA, consolidación como actor cultural y universidad de excelencia donde se conjugan la búsqueda artística y el conocimiento crítico como Universidad Nacional de las Artes.
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