Frente a una situación inédita y dolorosa

Aún insiste el estupor frente a los hechos ocurridos el pasado miércoles 10 de noviembre, día en que las acciones del grupo minoritario que ocupa el rectorado violaron la marcha pacífica de aquellos otros estudiantes que tienen y ejercen el derecho a que la institución en la que decidieron formarse sea recuperada por y para las instancias democráticas.
Las metodologías que incluyen la violencia solapada, el golpe por la espalda, la agresión física (¿la no casual ceguera provocada?) hace que desde ese momento la situación haya cambiado de manera brutal: es un estado excepcional en el que la institucionalidad democrática se ve amenazada en el nivel más elemental y primario: la garantía y la protección física de sus habitantes.

La amenaza escondida, sin palabras claras, sin reconocimiento de las conductas que buscan el diálogo y las soluciones, con causas cambiantes que sólo definen su éxito por la conservación del conflicto van figurando esas pobres metas que sólo se contentan con un caos, que aunque se extienda en el tiempo más de lo esperado, será pasajero.

Aún insiste el estupor al igual que los rostros de los estudiantes silenciosos que no comprendían lo que estaba ocurriendo. Siempre es más lento el accionar de los inocentes y desprevenidos. Y no está mal. Y no es ser incautos. Nadie está preparado para la excepción, para el duelo, para la guerra, para la traición.

La situación se ha tornado inédita: no sólo se agotaron las instancias de diálogo sino que las acciones del grupo que ocupa el rectorado evidencian que sus causas no son las expuestas sino que la única meta es que la conflictividad obstaculice cualquier funcionamiento, a cualquier precio.

También insiste el estupor frente a esta evidencia.

Ante la excepcionalidad de la situación, y asumiendo que no todos los instrumentos posibles para el retorno de un funcionamiento institucional pleno serán usados, también son excepcionales las acciones que pone en marcha el rectorado que comunicará, a través de este sitio, su nuevo funcionamiento.

Se profundizarán las medidas que ya se habían tomado para garantizar la continuidad de las tareas. Para esto, el rectorado funcionará utilizando un nuevo diseño de procesos y de tecnología. La nueva modalidad implica dar respuesta a los requerimientos de la comunidad del IUNA y el límite se impondrá sólo cuando los errores de forma lo impidan o cuando la localización de la documentación obstaculice concluir con los procedimientos.

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